Consejos que te engañan
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Consejos que te engañan

El podcast de Ken Sewell

 

 

Si no estuviste en la charla que di el pasado 7 de Julio, puede que te interesen los siguientes ejemplos de mentiras universales sobre el comportamiento canino que analicé ese día.

Número uno: “No hay que permitir que un perro pase por una puerta delante de ti, para no volverlo dominante”

Esta recomendación no sirve para nada, porque se basa en la creencia errónea de que el lobo alfa (el líder) siempre encabeza a los miembros de la manada cuando ésta se traslada. Aunque puede coincidir que el alfa venga delante, hace décadas que observaciones de campo hechas por científicos reconocidos demostraron que quien guía la manada lo hace por experiencia – del comportamiento de las presas, de la ubicación de otras manadas, de los accidentes topográficos, etc… – no por dominancia cuando tu perro tira de la correa para ir a la calle es sólo por la ilusión de salir. Mas bien pasa de tí

Numero dos: “Un perro dominante no debe comer antes que sus propietarios, porque los lobos de mejor rango comen primero”

También hace muchos años que se demostró  de modo concluyente, que el desencadenante de la defensa de la comida no es su presencia, sino su posición, es, por consiguiente, mucho más inteligente dar de comer a una mascota antes de comer nosotros, para que esté más tranquila durante la comida familiar. Cuando un perro ve que estamos comiendo puede lloriquear o tocarnos con una pata, para solicitar un trocito. Tal como decimos todos “Está pidiendo comida”. Otra reacción tendrá un perro dominante si nos cae algo de comida al suelo, porque la posesión de aquello que era nuestro está en tela de juicio y provoca una respuesta de rivalidad,,, ¡ Tanto si el animal ya ha comido como sino ! No señores y señoras; el perro ya no es un lobo y nosotros nunca lo hemos sido.

Número tres: “A un perro dominante que te gruñe hay que cogerlo por el pescuezo y tumbarlo, como haría su madre”

Si las recomendaciones anteriores no pasan de inútiles, ésta puede ser peligrosa, porque es más probable que encienda más al animal en lugar de apaciguarlo. Te juegas un mordisco porque, en realidad, es el cachorro quien se tumba para paliar la ira materna. La madre solo lo riñe.

Número cuatro: “A un perro dominante hay que hacerlo sentar antes de darle una golosina”

Este consejo te anima para que vuelvas a perder el tiempo. invitar a nuestro compañero a participar voluntariamente en un ritual nada tiene que ver con su pretendido acatamiento a nuestra autoridad. En otras palabras, el siempre tiene la última palabra.

Hay más y los encontrarás en mi libro “Corazón canino“. Espero que te guste, Hasta la próxima.