Compartir:

Los perros que están solos en casa

El podcast de Ken Sewell

 

La gran mayoría de los perros de ciudad pasan muchas horas en la más absoluta soledad. Cometidos profesionales y sociales hacen que propietarios y propietarias violen de esta manera las expectativas heredadas de estos animales de grupo que no están preparados para estar solos.

Viven semejante situación como anómala y su cuerpo aumenta su producción de energía para hacer frente a esta sensación tan desagradable. A fin de cuentas después de comer y beber, su siguiente necesidad en orden de prioridades es la compañía. El exceso de energía estaría al servicio de la huida o el ataque, pero el perro ni puede escaparse, ni puede abalanzarse sobre la soledad para que esta se vaya.

La tensión resultante, que varia mucho de un perro a otro, busca una salida en forma, o bien de ladridos o aullidos (que reclaman la presencia humana que echan en falta) o bien como no se muerden las uñas mediante el mordisqueo de algún elemento del interior de la vivienda o jardín.

Estas actividades, que en ningún momento implican intenciones vengativas ni nada que se les parezca, cumplen dos funciones llenan el vacío con un cometido que distrae y queman progresivamente esa energía que crea tensión. su efecto es, por lo tanto, relajante,  y por eso se repite.

De nada sirve la reprimenda en el momento de llegar a casa. Es más, su efecto es totalmente contraproducente, porque va a parar a lo único que está pasando en el momento de la riña, o sea, el alegre recibimiento que brinda el animalito al reunirse con su añorado propietario. Debes actuar como si no hubiera pasado nada. Puede ser difícil, pero es lo mejor que puedes hacer.