El podcast de Ken Sewell.
Hablamos de petardos y perros
El sonido repentino, intenso y sin aviso previo, de un petardo supone una amenaza importante para muchos perros, algunos de los cuales se niegan a salir a la calle a pasear en las fechas señaladas para tales acontecimientos.
A veces, los perros se vuelven más miedosos a medida que se van haciendo mayores. Cachorros que no mostraban temor ante ruidos fuertes pueden perfectamente sentir pavor frente a los mismos estímulos al hacerse adultos. Esto se debe a que todos nos volvemos más frágiles con el paso del tiempo y, por lo tanto, llevamos incorporados un mecanismo biológico compensatorio que nos hacen cada vez más precavidos. Así, nuestra fragilidad queda más protegida.
Como una terapia para contrarrestar el miedo a los petardos sería muy engorroso e implicaría mucho sufrimiento por parte del perro, la mayor estrategia para reducir el padecimiento en esas fechas previsibles sería tener al animalito en casa, en la zona más alejada de los ruidos, con las ventanas y puertas cerradas y, eso sí, acompañado.
Sus salidas deberían hacerse en los momentos del día en que sea menos probable que se encuentre con las detonaciones y, cuanto más cansado esté cuando llegue a casa, menos padecerá; porque hace falta energía para todo en la vida, incluso para sufrir. En casos graves, el veterinario o la veterinaria puede recetar un sedante tradicional para reducir su capacidad de padecer desde dentro.